Todos los días 25 de cada mes en San Nicolás, se convocó a un grupo voluntario de
Misioneros de diversos lugares del país, felizmente, por iniciativa de los
propios laicos presentes en las reuniones, fueron grabadas las charlas que se
dieron. Hoy contamos con esta catequesis que nos disponemos a ofrecer aquí a modo
de entregas semanales para todos, peregrinos en general y misioneros en
particular.
MARÍA, MADRE DEL SANTO ROSARIO
Alégrate llena de
gracia; el Señor esta contigo y exclamo en alta voz: “¡Bendita eres entre todas
las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!”. Y dio luz a su Hijo
primogénito. (Lc. 1, 26)
Ofreced vuestra
oración de Madre, contemplando cada misterio del Santo Rosario ya que las
oraciones que lo componen ayudan a meditar. En el Padrenuestro, os ponéis en
las manos del Señor pidiendo ayuda. En el Ave María, aprendéis a conocer a
vuestra Madre, humilde intercesora de sus hijos ante el Señor. Y en el Gloria,
glorificáis a la Santísima Trinidad divina fuente de gracias, es el arma a la
cual le teme el enemigo, es también el refugio de los que buscan alivio a sus
pesares y es la puerta para entrar a mi corazón, que el Santo Rosario sea
vuestra compañía. Rezadlo con intenso amor, desgranad sus cuentas con verdadero
fervor cristiano que el Señor vea que con el va nuestra conversión.
¿Que es lo que la
Virgen hace en San Nicolás y en sus apariciones? Hablarnos con mucho énfasis
del valor y del poder de la oración y en particular el Rosario. Es una oración
misteriosa por su sencillez, porque hay que descubrirla como a todo misterio.
Descubrir el valor y el sentido del Rosario es simultáneo con el crecimiento de
la vida interior del creyente. Cuanto mas vivimos en la fidelidad a la voluntad
de Dios en el ejercicio de las virtudes cristianas tanto más fuerte y profunda
es la oración, oración y vida están íntimamente relacionadas; si la oración es
autentica, a medida que rezo me voy dando cuenta que la oración es la necesaria
expresión de una necesidad. Es la expresión del corazón que busca a Dios, que
ama a Dios, que necesita de Dios, San Pablo dice: “Rece sin cesar” (1Tes. 5,
17), es decir que todo el trayecto del día en nuestra vida este enmarcado en el
ámbito de la oración ya sea que recemos vocalmente, en silencio, en comunidad,
privadamente o trabajando. Todo lo que hago en íntima unión con Dios: es
oración. El Rosario es una oración a la que la Virgen le asigna especiales
gracias, privilegios y fortalezas, llamada “El arma”, dice Ella, “a la que
tanto le teme el demonio”. El que reza el Rosario debidamente y sobre todo si
puede llegar a los 15 misterios diarios, esta en el corazón de la Virgen. La
Virgen se hace cargo de nosotros, cuando nos dirigimos a Ella
ininterrumpidamente, lo más importante de la oración es alabar a Dios, alabar a
la Virgen, es darle gracias, es suplicarle por nuestras necesidades El Rosario
reúne especiales posibilidades, sobre todo cuando lo rezamos en común o ante el
Santísimo, es la síntesis del Plan de la Redención, en cada uno de los
Misterios podemos contemplar y meditar la Palabra de Dios a que hace
referencia. La oración vocal es un modo de comenzar a rezar pero se convierte
ya en oración meditada que es mucho mas profunda y muchas veces es una
contemplación. Lo importante es saber que es una oración especialmente querida
por la Virgen a la que atribuye fuertes gracias, bendiciones y protección
especialmente en estos tiempos. Lucia de Fátima decía: “No hay problema
personal o familiar o comunitario que no se solucione con el rezo del Rosario”.
Mensaje 793: Pido a tus
hermanos que oren mucho, a ellos la oración los limpia, los desintoxica y los
estimula en el amor a Dios. Hija, todavía debe ser más alto el número de fieles
que oren, que se abran al Señor, que encuentren en el Santo Rosario, el
complemento básico para un dialogo con el Señor. Cada misterio del Santo
Rosario, da lugar para una reflexión, una meditación y también porque no, para
una petición a Dios. Yo les digo a mis hijos: Haced realidad este pedido mío. Gloria
al Altísimo.
Mensaje 626: Digo a tus
hermanos: Estáis rezando el Santo Rosario, tal como lo pido, es necesario hijos
míos, por eso mi insistencia. Si todos los hicierais, encontraríais en el Santo
Rosario, el nexo que une a los hijos con la Madre del Cielo. Junto con vuestra
Madre, esta Cristo Jesús, disponeos desde ya, a seguir Orando y alabando al
Señor. Amén, Amén.
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