Durante
10 años, todos los días 25 de cada mes en San
Nicolás, se convoco a un grupo voluntario de Misioneros de diversos
lugares del país, felizmente, por iniciativa de los propios laicos presentes en
las reuniones, fueron grabadas las charlas que se dieron. Hoy contamos con esta
catequesis que nos disponemos a ofrecer aquí a modo de entregas semanales para
todos, peregrinos en general y misioneros en particular.
LA
MISION VIVIDA ES LA HUMILDAD
El motivo fundamental es tomar conciencia y
crecer en la capacidad de que somos enviados para llevar a todos la Palabra de
Dios. Para que el Señor sea conocido, para que su Palabra sea aspirada y sane
el corazón de los creyentes. Para que el
Reino de Dios se instaure cada vez más hondamente en toda la Tierra. Jesús
habla a los apóstoles a quienes envía exigiéndoles determinadas cosas: no
llevan más que lo indispensable para la misión. Llénense de Dios, llénense de
su Palabra, llénense de oración, vivan una experiencia profunda de aquello que
van a tener que transmitir. Nosotros puestos a servirlo en esta actividad
misionera sin reparar en dificultades. Sabiendo que la Obra no es nuestra, es
de Dios, es la Obra de la Virgen. Ella a quien le consagramos nuestra vida, nos
indicara a cada uno que es lo que quiere que cumplamos. Entonces la Obra es de
María, nosotros somos instrumentos de esa Misión, no somos nosotros los dueños
de la Misión y eso nos tiene que dar mucha paz porque la Dueña de la Obra es
María que trabaja para Dios.
Mensaje
435
El
Señor quiere que su Obra crezca, sed vosotros portadores, os lo pido hijos
míos. Muchos se olvidan que hay un Dios que espera poder entrar en ellos, os
digo: Quiero que lleguéis al Corazón de mi Hijo. Bienaventurado el que se
fortalece en el Señor. Alabado sea.
Mensaje
24
Yo
bendeciré en todo lugar y a todo aquel que este al lado del Señor. Poneos bajo
su Misericordia. No estrechéis vuestra mano con el que nos hace daño, ni
caminéis a su lado, solo ignoradlo, como ignorad su lengua. Solo el perverso os
quiere para mal. Amados hijos, invocad al Espíritu Santo para que este presente
con vosotros y no os abandone. Amén.
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