Evangelio
: Lc: 4, 16-30
Comentario
: La unción de los profetas no estaba apoyada por ninguna institución que validara esa elección. El profeta se presentaba como ungido directamente por Dios. Su vida y su predicación eran el único signo de este llamado. Así se presentó Jesús ante sus vecinos: Sin títulos honoríficos ni estirpe que legitimara su autoridad. Y así quedaba planteado el interrogante: ¿Es este el Mesías que señala el "HOY" del cumplimiento de las promesas?3. Es importante tener en cuenta que aquí, según el relato de Lucas, el Espíritu Santo y la Palabra son la chispa que enciende el fuego de la misión de Jesús. Pero Lucas no se queda sólo en la importancia de la Palabra que adquiere en Jesús esas características de concreción y cumplimiento; hay otros aspectos que siempre estarán presentes en la vida de Jesús y que Lucas pone en esta primera escena del ministerio público: el rechazo que comenzó siendo simpatía y admiración (22) pero que se torna en hostilidad suscitada por la duda sobre su persona: <<¿No es este el hijo de José?>>, y sobre su poder (23); sus paisanos intentan eliminarlo (28s), lo cual da pie a Jesús para dejar claro que si ellos rechazan su propuesta y su misión, de todos modos otros, que no son israelitas, estarán dispuestos a aceptarlo; para ello se vale de la evocación de Elías y lograron mejores frutos (24-27)2
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