Libro
de Mensajes
Mensajes
manifestados por la Santísima Virgen María.
17-11-83
(ex 1) PM 4
Hoy
vi a Jesús y me dijo:
"Días
gloriosos os esperan, en Mí os regocijáis amados hijos míos; decid
éstas mis palabras".
Luego
desaparece y aparece la Virgen; le esparzo agua bendita y la Virgen
dice: "Bendita seas hoy, en este día y por siempre; consagrada
estás a Mí, abundancias te esperan. Gloria y vida eterna. Amén".
Da a leer Josué 2, 14; 3, 5 y 8, 1 (Siente olor a incienso).
Josué
2,14.
2,14
Los hombres le respondieron: "Nosotros responderemos por ustedes
con nuestra vida, con tal que no nos delates. Cuando el Señor nos
entregue este país, te trataremos con bondad y lealtad".
Josué
3,5
3,5
Josué dijo al pueblo: "Purifíquense, porque mañana el Señor
va a obrar maravillas en medio de ustedes".
Josué
8,1
8,1
El Señor dijo a Josué: “¡No temas ni te acobardes! Reúne a
todos los combatientes y prepárate para subir contra Ai. Yo te
entrego al rey de Ai, a su pueblo, su ciudad y su territorio".
18-11-83
PM05
Convocad
a unión, fortaleza os darán... "Hoy el Espíritu Santo te
alimentará". Leed: Eclesiastés 1, 14
14
Así observé todas las obras que se hacen bajo el sol, y vi que todo
es vanidad y correr tras el viento.
19-11-83
PM 6
Mi
Reino está contigo... Leed detenidamente mis mensajes. Os digo:
"Moraré entre vosotros, por medio de ti. Eres puente de Unión,
predica mi palabra. Muchos son los ciegos que no querrán ver, muchos
los sordos que no querrán oír, mas no desmayes, tuyo es el Reino de
los Cielos". Leed: Levítico 4, 3 y 2, 1
4,
3 Si el que peca es el sacerdote consagrado por la unción - de
manera que la culpa recae también sobre el pueblo - él ofrecerá al
Señor, por el pecado que ha cometido, un novillo sin defecto, en
calidad de sacrificio por el pecado.
2,
1 Cuando una persona ofrezca al Señor una oblación, su ofrenda
consistirá en harina de la mejor calidad: sobre ella derramará
aceite y pondrá incienso.
20-11-83
PM 7
Mi
presencia necesitas para tener firmes los pies. Soy tu puntal. Leed:
Cant. 8, 7-10; 2da. Cor. 8, 2-3; 18 y 19
Cant.
8, 7-10.
8,7
Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor, ni los ríos
anegarlo. Si alguien ofreciera toda su fortuna a cambio del amor, tan
solo conseguiría desprecio.
8,8
Tenemos una hermana pequeña, aún no le han crecido los pechos. ¿Qué
haremos con nuestra hermana, cuando vengan a pedirla?
8,9
Si fuera una muralla le pondríamos almenas de plata; si fuera una
puerta, la
reforzaríamos
con tablas de cedro.
8,10
Yo soy una muralla y mis pechos son como torreones: por eso soy a los
ojos de él como quien ha encontrado la paz.
2º
Cor. 8, 2-3; 18 y 19
8,2
Porque, a pesar de las grandes tribulaciones con que fueron probadas,
la abundancia de su gozo y su extrema pobreza han desbordado en
tesoros de generosidad.
8,3
Puedo asegurarles que ellos estaban dispuestos a dar según sus
posibilidades y más todavía; por propia iniciativa.
8,18
Con él les enviamos al hermano que ha merecido el elogio de todas
las Iglesias, por el servicio que ha prestado al Evangelio.
8,19
Además, él ha sido designado por las Iglesias como nuestro
compañero de viaje en esta obra de generosidad, a la cual nos
consagramos para gloria del Señor y como prueba de nuestra buena
voluntad.
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