Todos
los días 25 de cada mes en San Nicolás,
se convocó a un grupo voluntario de Misioneros de diversos lugares del país,
felizmente, por iniciativa de los propios laicos presentes en las reuniones,
fueron grabadas las charlas que se dieron. Hoy contamos con esta catequesis que
nos disponemos a ofrecer aquí a modo de entregas semanales para todos,
peregrinos en general y misioneros en particular.
BIENAVENTURANZAS:
Felices
los pobres de espíritu:
Felices esos pobres que en su espíritu encuentran
libertad en el destierro despojados del techo que resguarda y añorando en la
vida su consuelo descalzos y olvidados de sí mismos descansan en la casa de su
dueño porque Dios es la plena recompensa que encierra todo el bien que haya en
el huerto sólo basta el Señor que hace felices a los hombres nacidos de su seno
que vivieron bregando su destino y muriendo a los
dioses de este tiempo el pobre en su camino se hace fuerte y descubre en las
horas de orfandades el trayecto que llega hasta los cielos cabalgando en el
vuelo de su nave no es el oro o la alforja o el bastón lo que da la alegría a
su velamen sólo quiere adherirse a la palabra al vivir despojado en su equipaje
la tierra con las luces de su estirpe ofrece con su diestra veleidades que
entorpecen los ojos del que ansía recoger la belleza en sus verdades felices quienes
viven en silencio gozando de los bienes que descansan la sinuosa carrera que
emprendieran sin quedarse a beber en sus aguadas sólo viven libando en esa
fuente que copiosa en canales se desangra le regala la paz en esta tierra y es
promesa del cielo que rebasa ante aquel horizonte en que sus ojos alimentan la
hora apaciguada cuando el pobre en su claustro se retira absorbiendo el manjar
de sus tinajas.
Felices
los misericordiosos:
Felices los que aman a su hermano y ejercitan su
fiel misericordia y en clara compasión con sus heridas cobijan al que siente su
derrota feliz el que sufriendo su miseria se vuelca en la piedad hacia el que
llora animando a vivir en la esperanza y a lograr construir la nueva historia feliz
el que apacigua la tormenta y regala frutales de su gloria quien da el pan en
el hambre de la noche y el agua en los ardores que sofocan bendito el corazón
del compasivo que escucha las dolencias que empañaron silenciosas las horas del
enfermo que clamaba en su cruz desconsolado feliz el que viviendo en propia
carne las angustias del prójimo en su escarnio redimió su dolor con la palabra
el consejo y la paz en su quebranto el que supo
acercarse hasta los muros del hombre que padece encarcelado llevando la certeza
del amor que alivia la prisión y enjuga el llanto el Señor en su gran
misericordia nos dio la redención en duro leño y nos pide vivir la propia cruz que
redime la sombra de este suelo quien se apiada del prójimo que sangra y busca
algún descanso en su sendero tendrá su recompensa en el amor y el perdón del
Señor que está en los cielos feliz el que encendió misericordia en horas de
naufragio en un velero y feliz quien anuncia amaneceres donde el sol avecina
sus destellos.
Felices
los que lloran:
El Señor se dirige a los que lloran prometiendo la
fuerza del consuelo sabiendo que las lágrimas acallan y la gracia aligera los
desvelos quien llora se descubre entristecido y envuelto en avatares que
surgieron y lo impulsa a vivir en la esperanza el amor con que Dios mora en su
seno las lágrimas amargas de la tierra son anuncios de cánticos de cielo y
logran la pureza de las almas que aguardan en el llanto al mensajero el camino
del hombre en esta tierra se estremece ante espinas y quebradas que provocan
estar en la impotencia de encontrar los deseos que descansan y en el duro
fragor de vendavales luchando por ganar voces del alma se produce un dolor
ensangrentado que impide el regocijo en la posada y en la cúspide asida al
sufrimiento enclavado en la cruz que nos desangra para abrir el cantar del
tiempo nuevo que anuncia el andador de la confianza es feliz el que llora
mansamente sometiéndose a Dios en la pobreza porque sufre consciente que el
dolor es precio de la vida que se espera y el llanto nos hermana entre los
hombres provocando raíces de pureza en la diaria labor del hombre nuevo que
aspira a renacer en la sorpresa de advertir que sus ojos inundados produjeron
senderos de paciencia y conducen al tiempo del consuelo donde el Padre cobija
en su clemencia.
Felices
los pacientes:
Felices los que saben aguardar enunciando gemidos
de paciencia los que advierten que el tiempo de los hombres no es el tiempo de
Dios en esta tierra y concluyen sus planes cuando surgen los destellos del plan
que está en la diestra del Señor que conduce nuestra vida a la senda de paz de
su presciencia, la voz de los pacientes se acrisola añorando aquel tiempo de la
siega donde surge madura certidumbre de que el hombre ha vencido en la carrera el
andar de los hombres se asemeja a la vida del niño en las entrañas de la madre
que vela por su hijo ignorando la hora en la esperanza donde aguarda el
precioso alumbramiento en que el niño reclame su posada y el festivo misterio
del que nace bendice aquellas horas de nostalgias porque fueron sostén que
permitieron irradiar tanta vida en la templanza donde sólo el Señor en su
sapiencia brindará una alborada con su danza, felices los pacientes que
nutrieron sus alforjas con luces que imaginan sin forzar esa hora señalada donde
mueren las voces de la espina felices porque al fin de sus afanes heredan esa
tierra prometida al que sabe batirse en el combate con las armas de paz
mientras camina pues espera paciente en la tormenta y hallará la promesa ya
cumplida del descanso en la paz de esa mirada que es premio del amor en la
partida.
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