¿Cómo
explicar de como empecé en este oficio de difundir los fundamentos de nuestra
fe? Ardua y
muy difícil tarea en sí mismo. ¿Cómo
sentí la necesidad de comprometerme en este trabajo? Igualmente
difícil
Sólo puedo
recordar los hechos sin entender cómo me influyó todo ello, después de 45 años
de vagar de un lado a otro, sin poder encontrarle sentido a la vida ni a
ninguna forma de religión; sin comprometerme en la fe católica, en la cual fui
educado.
A duras
penas mi guía espiritual me mantenía a la fe católica, estando en tierras
lejanas, ajenas a las mías, empezó a atacarme la nostalgia, a desear volver y a
extrañar a la ciudad que me vio nacer, que Nuestra Señora del Rosario es
patrona y fundadora y a su vez es patrona del Curato del Pago de los
Arroyos, cuya cabecera fuera mi ciudad natal Rosario de Santa Fe; Argentina.
Perdón a
veces debo detenerme, los recuerdos se me revelan en el corazón y no me dejan
seguir.
Bueno a
veces pasa, somos de carne después de todo, retomo el hilo de la redacción. Fue
en el 2001 que habiéndole pedido a mi Santa Protectora e Intercesora su
protección y amparo por mí y mis hermanos perdidos quién sabe en qué extrañas
tierras, regresé a mis pagos bien amados, no tardando ni 6 meses que
cumplí con el último sacramento que me mantenía alejado de la iglesia me
confirmé al fin La cosa no terminó allí, pero para no hacerla muy larga se la
cuento más adelante, dejándole un tema para que mediten y que tiene relación
con lo que vendrá. Hasta la próxima entrega.
SOCIOS
ESPIRITUALES:
Después
de atravesar el lago, llegaron a Genesanet y atracaron allí. Apenas
desembarcaron, la gente reconoció enseguida a Jesús, y comenzaron a recorrer toda
la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían
que él estaba. En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados,
ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que les dejara tocar tan sólo
los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados. (Mc. 6, 53-56)
1-
Con este nombre identificamos a aquellos cristianos que voluntaria y libremente
aceptan vivir los sufrimientos que deben padecer, uniéndose a la Voluntad del
Padre, y por lo tanto a los dolores de Cristo en la Cruz; se asocian al dolor
Redentor de Jesús, con sus propios dolores, para que sirvan a nuestros hermanos
como fuente de Redención. Todo el que sufre en unión con Jesús ofreciendo su
dolor por Amor a Él, colabora con Su Obra Redentora. San Pablo dice:
"sufro en mi cuerpo, lo que aún falta a la Pasión de Cristo, por el bien
de Su Cuerpo que es La Iglesia." La oración y el sufrimiento son dos
pilares sobre los cuales se asienta toda acción evangelizadora. La Virgen,
cuando el Señor le anuncia la misión que va a. tener, por una parte vive una
situación de incertidumbre muy propia del dolor, en ese momento de supremo
gozo. ¿Cómo será eso? Pregunta. ¿Qué es lo que Dios tiene preparado para mí?
Los grandes interrogantes que suscitan una operación, un tratamiento, se
convierten en momentos inciertos. María asume esa incertidumbre diciendo:
"Hágase en mí tu Palabra". Cuando llega el momento de la aceptación
de lo que Dios quiere, detrás de la incertidumbre humana, allí llega la paz, y
ya este dolor se comienza a convertir en instrumento de redención; ya comienza
a ser asociado al dolor de Cristo.
2-
Un segundo momento en la Virgen lo vemos cuando Ella, como nos dice el
Evangelio: "meditaba todas estas cosas, guardándolas en su corazón".
Todo lo lindo, lo duro, lo difícil... Ella vivió meditando lo que veía en el
Hijo, meditando las cosas que le tocó sobrellevar: el nacimiento del Niño en
situaciones muy precarias, la huida a Egipto, la pérdida del Niño en el Templo.
Guardaba estas cosas, meditándolas en su corazón. Es decir, el dolor, lejos de
rebelarla, le hace entender que es parte esencial del plan de Dios para su
vida. Y solamente con el corazón podrá entenderlo, no con la inteligencia. Con
la razón el dolor no se entiende. Se lo entiende asumiéndolo como un acto de
amor. Esto es fundamental: solamente se lo puede asumir desde la fe, como un
acto de amor. Ahí es donde el dolor adquiere su verdadera dimensión. Cristo
muere amándome y yo le respondo amándolo. El termómetro del amor es el dolor
asumido, podríamos decir. El que se va uniendo a Dios cada vez más, entiende
que el dolor purificador es el camino de la unión. Dios lo despoja de sí mismo
y lo une a Él. Es María la que nos va llevando por este camino de
autoinmolación, de crucifixión: nos va abriendo los brazos, nos va dejando
clavar. Eso hace María con nosotros; nos hace misioneros así.
3-
Lo tercero que Ella vive es su definitiva inmolación. Primero la incertidumbre,
después la meditación en el corazón, y finalmente la inmolación total de su vida.
A los pies de la cruz Ella se asocia plenamente a la redención de Cristo,
entregando todo, no ya la sangre física, sino el sufrimiento moral, es decir,
el dolor de la Madre que está plenamente consciente de aceptar lo que está
sufriendo. Si Ella también estuviera extenuada, ya no sufriría tanto lo del
Hijo, ya no tendría fuerzas; pero está con toda la lucidez, con toda la fuerza
para poder sufrir plenamente, la contemplación del Hijo que se está muriendo.
Cuántas veces el Señor nos hará vivir momentos de martirio sin morir. Debemos
asumir las grandes exigencias de la cruz de cada día, en una actitud de
oblación sencilla, humilde, silenciosa; pero sabemos que es dura, exigente y
viene siempre acompañada con una Gracia especial. Desde allí el Señor sigue produciendo
redención, allí el Señor sigue salvando vidas. Cuando el gran misionero que es
Cristo, dejó de enseñar y quedó clavado en la cruz, allí no tuvo ya necesidad
de predicar. La redención la produjo en ese momento, sin palabras, con la
entrega de su vida. Primero proclamó la salvación, después entregó su vida para
esa salvación.
NO
TODOS PODEMOS REALIZAR ACTIVIDADES APOSTOLICAS, PERO TODOS PODEMOS ORAR Y
OFRECER NUESTRA CRUZ. LA ORACION Y EL OFRECIMIENTO ES LA PRIMERA ACTIVIDAD
MISIONERA
Así
nos habla María del Rosario:
1:
Necesidad de evangelizar al que sufre, para que comprenda el valor del
sufrimiento. 22-5-84 "Hijos míos: como vosotros tenéis la esperanza puesta
en Dios, yo tengo mi esperanza puesta en vosotros de que daréis todo por el
Señor. Nunca os reveléis a1 sufrimiento que os manda porque luego viene una
respuesta de amor a vuestro dolor. El Señor todo lo puede. Gloria a Dios."
-
Por este Mensaje podemos ver lo importante que es la Evange1ización de los
Socios Espirituales en forma individual. Es necesario que comprendan el valor
de1 sufrimiento, ofrecido con amor a1 Señor para colmar las esperanzas que la
Madre tiene puestas en los que sufren. No es cuestión de hacer Socios, sino de
hacer verdaderos Socios Espirituales que tengan su esperanza puesta en Dios; ya
que los Socios Espirituales deben "Vivir esta Bienaventuranza de Mateo C5,
V 4: "Bienaventurados los que sufren, Bienaventurados los afligidos porque
ellos serán consolados". Las Bienaventuranzas son para vivirlas y a 1a vez
permiten encontrar el sentido a1a vida. Es un camino difícil; pero el consuelo
para el Socio Espiritual es tener presente que Jesús, Nuestro Salvador,
recorrió este camino antes que nosotros, y sin tener culpa murió por nosotros,
pecadores y por otra parte supo que este camino terminaba en la Resurrección.
2:
El enfermo está llamado a ser misionero.
-28-11.83
"No dejéis que hayan sido en vano los tormentos que padeció, como tampoco
Su Muerte. Así como Resucitó, quiere que vosotros también gocéis de la Vida
Eterna. Sepan llevar su Cruz. Aceptadla como El la aceptó."
-
Tanto para e1 Socio Espiritua1 como para e1 Misionero de María es este Mensaje,
ya que e1 Misionero de María es a su vez Socio Espiritual; porque tiene su Cruz
que debe saber 11evarla como El la llevó. Cruz que no le impide realizar su
actividad Misionera; pero que es exigente, y por lo tanto necesita encontrar
consuelo en los momentos de sufrimiento o de tristeza. La única forma de hallar
ese consuelo es procurar consuelo a los demás; porque Dios nos anima para que
nosotros podamos consolar a los demás (2º Cor. 1,34).
El
Misionero de María debe elevar siempre una Súplica a Dios: para encontrar las
palabras, para consolar a1 que esta triste, a los que están solos, a los
desamparados, a los enfermos, a los postrados...
Para
que Dios nos ayude también debemos recordar cómo Jesús murió por nosotros, y
cuál es nuestra esperanza: la Resurrección de Jesús. Porque así como E1
resucitó quiere que nosotros también gocemos de la Vida Eterna.
3:
Aceptar - Ofrecer - Orar.
-25-10-87
".Vivid este día conforme a la Voluntad de Dios. Él os pide: oración,
ofrecimiento y entrega. Orad entonces con todo el corazón al Señor. Ofreced
vuestro dolor al Señor, Preparad vuestro espíritu y entregadlo con amor al
Señor. Comportaos de manera que Cristo pueda entrar en e1 corazón. "Gloria
al A1tísimo."
-
El Socio espiritual debe aceptar y ofrecer con amor, por las intenciones del
Señor, mostradas por la Madre, los dolores físicos y espirituales, o los
sufrimientos mora1es. Que Ella disponga de los sufrimientos que junto a los del
Hijo son para mayor Gloria de Dios y Sa1vación de los hombres.
4:
No temer a la muerte: 4-7-88 "El Señor os da su Cruz, no le temáis a la
muerte que no es muerte sino vida, la vida que os promete".
-
No temer a la muerte, ya que nuestra Madre ora por nosotros a Jesús en esa
hora. Además la muerte es el único camino para llegar a la Casa del Padre; de
un padre que nos espera, en la hora determinada por El, con los brazos abiertos
y Su Corazón cargado de Amor.
5:
Misión de María ante el enfermo.
2-5-85
"Soy una Madre que se apiada de sus hijos, que quiere quitar sus penas y
secar su llanto. Soy la Madre del enfermo, del pobre, del que sufre; acercaos
que aquí comience mi acercamiento a vosotros. Amén. Amén"
-
La Misión del Misionero es acercar a los enfermos a la Madre, para que Ella
seque su llanto y los colme de Su Amor Maternal, mostrándoles el Rostro de
Jesús.
6:
María es: La Madre
5-7-86
"Yo, La Madre, Amo a mis hijos y mi socorro llega a los, que lo quieren
tener. Intercedo por todos, porque todos están en Mi Corazón".
-
El Socio Espiritual debe estar en e1 Corazón Maternal de María, para poder así
recibir plenamente su Auxilio, Su Consuelo, Su Fortaleza, su Esperanza; porque
guardados en Su Corazón llega al Corazón de Jesús.
7:
El dolor junto a Cristo es Salvación: El sufrimiento por sí solo no sirve. Pero
e1 sufrimiento aceptado con amor, ofrecido con amor, compartido con la Pasión
de Cristo es muy valioso. Cristo se hace presente. "Junto a Cristo el
hombre sufre, junto a Cristo el hombre se salva". (22-12-96). Es así, como
el sufrimiento llega a ser una oportunidad para el amor. Dios es verdaderamente
Bueno, al proporcionarnos ante e1 sufrimiento, la Gracia de 1a aceptación, la
Fortaleza para sobrellevarlo y el Amor para dar amor.
El
Misionero de María debe hacer que el Socio Espiritual, vea con los ojos de la
Fe la presencia de Jesús en el dolor. El Socio Espiritual debe abandonarse al
Corazón de María para no tener miedo, para no desesperar frente a la Prueba. 8:
24-2-87 "Ningún hijo tiembla ni desespera frente a las pruebas si en la
Madre se abandona. Sufre quien está solo. Se debi1ita aquel que no se alimenta
de Dios. El Señor abunda en Gracias en favor de sus hijos".
-
El Socio Espiritua1 que acepta y ofrece su sufrimiento por amor tiene una gran
Fuerza. Esa Fuerza es la que necesita la Obra que rea1iza Dios en San Nicolás y
en toda la Iglesia, a través de María.
El
Socio Espiritual con la aceptación, el ofrecimiento de su dolor unido a1 rezo
del Santo Rosario, es muy necesario para la labor Evange1izadora de los
Misioneros. Oración, ofrecimiento del dolor y trabajo apostólico deben ir
juntos. Por esto es hermosa la misión de los Socios Espirituales ya que son
propagadores del Amor de Dios en el silencio de un ofrecimiento. Son Misioneros
porque con su sufrimiento compartido con e1 dolor de Cristo apagan la sed de
tantas almas sedientas de Dios; son, por lo tanto, mediadores con María la
Mediadora, ante Cristo el Único Mediador. Son la fuerza necesaria que mueve a
los Misioneros de María; Fuerza que viene de la unión con el dolor de Cristo.
Sin
la ayuda, sin el concurso del sufrimiento, sin la colaboración del Socio
Espiritual, la labor de los Misioneros de María puede llegar a ser nada más que
una labor social. Con el concurso del sufrimiento y la oración del propio
Misionero y de los Socios Espirituales, la labor del Misionero de María es
entonces una verdadera Obra de Dios. Se convertirá así en una participación de
la Acción Redentora.
El
Señor ha preparado hija mía, a cada uno, su camino. Una verdad muy grande es
que en cada camino, espera una cruz y es esa misma cruz, la que se debe llevar
con amor y ofreciéndola al Señor. No se llega a Dios si no es por medio del
sufrimiento, tampoco se llega a amar a Dios, si no se reconoce que por la cruz,
se alcanzará Su Gloria. Será penoso para el alma, si no se prepara para la
prueba, más, también recuerdo a mis hijos que el Señor premiará,
maravillosamente al que una su dolor a su Corazón. Vida duradera, Amor y Paz se
esperan junto a Cristo. Gloria al Redentor.
19-8-87 – Mensaje 1241
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