Todos
los días 25 de cada mes en San Nicolás,
se convoco a un grupo voluntario de Misioneros de diversos lugares del país,
felizmente, por iniciativa de los propios laicos presentes en las reuniones,
fueron grabadas las charlas que se dieron. Hoy contamos con esta catequesis que
nos disponemos a ofrecer aquí a modo de entregas semanales para todos,
peregrinos en general y misioneros en particular.
La
familia
-
“El hombre dejará a su padre ya su madre y se unirá a su mujer y serán dos en
una sola carne.”
-
“Crezcan y multipliquense.”
-
“No separe el hombre lo que Dios ha unido.”
Dios
es familia, es Padre, es Hijo y es Espíritu Santo y el infinito amor de las
tres personas queda expresado en el misterio de la unidad de un solo Dios.
Cuando el Padre pensó en enviar a su Hijo al mundo lo imaginó dentro de un
ámbito familiar y ello dio lugar a la sagrada familia de Nazaret, vergel de
Dios, lugar donde vive el amor entrañable de sus miembros : Jesús José y María
se aman de tal modo que conforman una familia perfecta porque el amor en ellos
es perfecto. Nazaret es modelo de toda familia. Los esposos, al contraer
matrimonio sacralizado por Dios en la gracia del sacramento, se aman entre sí
como Cristo ama a la iglesia, su esposa y como la iglesia ama a su esposo
Jesús.
Así,
el hombre se unirá a su mujer y “los dos serán una sola carne” . El amor de los esposos no es un amor para ser
vivido en un período corto de tiempo es amor para siempre. Mientras viven deben
crecer en el amor como crece el amor de Cristo y de la iglesia del cual el
matrimonio es el signo visible. Es impensable que se rompa el amor. Cuando es
amor las tribulaciones lo fortalecen, la cruz lo purifica, la alegría de la
fidelidad lo hace fecundo y los esposos descubren que ese amor los desborda. No
puede encerrarse en ellos sino que debe proyectarse a otros como se proyectó el
amor de Dios en nosotros cuando nos creó.
Allí
surge la realidad de los hijos. Son ellos el fruto del amor de los padres. Sus
vidas son el gratuito regalo y el amor más grande que sus padres le pudieron
dar. El amor de los padres da origen a los hijos sin otra intención que
hacerlos profundamente felices a partir de asistir continuamente a sus
necesidades y educarlos como hijos de Dios y hermanos de todos los hombres a
partir del bautismo que nos hace familia de Dios y nos asegura la vida eterna
en la gloria. La fecundidad del amor en los padres está llamada a engendrar
muchos hijos; aquellos que les plantea el amor que hay entre ellos. Miremos a
la familia de Nazaret : allá encontrarán los esposos el modelo adecuado para
formar verdaderas familias que como pequeñas células unidas a otras familias
conformarán el cuerpo místico de Cristo, que es su iglesia.
Defendamos
los lazos familiares y la unidad de sus miembros. Demostremos que solo podremos
formar una iglesia viva y una sociedad humana vigorosa si cada familia vive en
plenitud su vocación al amor . No busquemos espacios familiares opuestos al
concepto de familia que Dios nos enseña. Pidamos a Dios y a María por la sólida
vivencia de los valores que permiten la plena realización del plan de Dios en
la vida de cada pareja.
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