Ir al contenido principal

Reflexiones religiosas



La indiscutible paz es don de Dios: Pbro. Aderico Dolzani, ssp. 5/05/2013
Durante la Última Cena, en la intimidad, Jesús reveló a los suyos que moriría, resucitaría, que se iría y volvería; y que además estaría presente con ellos hasta el fin del mundo. En el cierre de la velada, les regaló la paz, Shalom, en hebreo, una palabra muy utilizada y conocida en su tiempo. Era el saludo cotidiano , la expresión de un buen deseo y bendición, era la esperanza del pueblo que vivía tiempos de tiranías. Esta palabra evoca también a varios personajes históricos: Gedeón, Salomón, Isaías y al libro de la Sabiduría, por varios motivos. Gedeón había levantado un altar a “Yahvé Shalom”, es decir, “Yahvé de la paz”. Salomón era el rey ideal del Antiguo Testamento, y lo llamaban “el pacífico”. Isaías había anunciado la venida de un mesías de paz. El libro de la Sabiduría añadió un contenido nuevo a la Palabra: “las almas de los justos descansan en paz”. Cuando Jesús comunicaba la paz a sus discípulos, encontraba en ellos un eco muy profundo; no como hoy, que la palabra choca con una cultura simplificadora que contrapone la paz a la guerra. En nuestro lenguaje, la paz significa una situación tranquila, ordenada, y a veces no se distingue entre una paz impuesta –fruto de tratados–, y el don de la paz interior de las personas, de las familias, de los grupos y de las comunidades. La paz como ausencia de guerra y de conflictos, es muy frágil. De hecho, se rompe fácilmente por venganza, viejos rencores, guerras y violencia. Vivimos en un mundo de exigencias, tensiones, violencia e imposiciones. En nuestro tiempo, la paz es realmente escasa, y las enfermedades del alma –estrés, neurosis, depresiones y miedos– abundan. La paz de Cristo es el fruto de su presencia en nosotros porque su gracia recompone el orden interior de nuestra persona. No nos soluciona los problemas, ni nuestros límites se borran, pero con él presente, nada nos atemoriza.

El mensaje de la liturgia: Les de la paz, les doy mi paz...
¿Tiene paz el mundo? ¿Tiene paz nuestra sociedad? ¿Tiene paz nuestro corazón? Vivimos en medio de tensiones y violencias; de conflictos y guerras. La paz es un artículo que escasea, y son muchas las alteraciones del alma: Estrés, miedos, neurosis, depresiones, desesperanza... No existe una manteca “cristiana” ni un auto “cristiano”, pero sí una paz cristiana. Lo enseñó Jesús: ...les doy la paz les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¿Donde está la paz del mundo? El “mundo” no puede dar ninguna paz, el “mundo” no puede “pacificar” nuestro corazón. La paz que Cristo promete y está ligada a su presencia en nuestro espíritu porque ¡El es la paz! ¿Queres la paz? Acercate a Jesucristo. Leé el Evangelio, habla con Jesús, confía en sus palabras, esforzate por cumplirlas: Si me amaran... ¡Este es el secreto!: Sentir el amor que Jesús nos tiene y esforzarnos por corresponderlo. Señor, necesito tu paz. Dame tu paz, Señor, esa paz que brota solo de tu amor

Comentarios

Entradas populares de este blog

Reflexiones Para el alma de José Luis Prieto

¡¡No te metas en mi vida!! ¡¡NO TE METAS EN MI VIDA!! Hoy que estoy profundizando mis estudios teológicos en la Familia; sus valores, sus principios, sus riquezas, sus conflictos, recordaba una ocasión en que escuché a un joven gritarle a su Padre: ¡¡NO TE METAS EN MI VIDA!! Ésta frase caló hondamente en mí, tanto, que frecuentemente la recuerdo y comento en mis conferencias para padres e hijos. ¿Si en vez de sacerdote, hubiese optado por ser padre de familia, qué le respondería a mi hijo, si él me hiciera esa pregunta? Esta podría ser una respuesta: ¡¡Hijo, un momento, no soy yo el que me meto en tu vida, tu te has metido en la mía!! Hace muchos años, gracias al profundo amor que mamá y yo nos tenemos, Dios permitió que llegaras a nuestras vidas y ocuparas todo nuestro tiempo. Antes de que nacieras, mamá se encontraba mal, no podía comer, y además debía guardar reposo, así que yo, tuve que encargarme de las tareas de la casa, además de mi trabajo. Los últim...

Advocaciones marianas de España:

NUESTRA SEÑORA DEL BUEN CONSEJO: Fiesta: 25 de abril Milagrosamente se trasladó de Albania a Genazzano, Italia como respuesta a las plegarias. Mucho antes de la venida de Cristo, el pequeño pueblo de Genazzano, a treinta millas de Roma, construyó un templo a Venus, la diosa pagana del amor, a la que le tenían particular adhesión. Allí se le ofrecía culto y celebraban grandes fiestas en su honor, especialmente el 25 de abril. Todos los años la gente de Genazzano gozaba de las festividades bailando y cantando. En el siglo IV de nuestra era, cuando el cristianismo había sido públicamente reconocido en el Imperio Romano, el Papa San Marco (336d.C.) mandó construir una iglesia en una colina sobre el pueblo, no muy lejos de las ruinas del antiguo templo pagano. La iglesia, firme y fuerte pero pequeña y sencilla, fue dedicada a Nuestra Señora del Buen Consejo. A sabiendas del amor que la gente de Genazzano le tiene a las fiestas y celebraciones, el Papa declaró el 25 de abril (f...

Primeros mensajes de María del Rosario de San Nicolás - 00 al 09

PRIMEROS MENSAJES: PM 00 AL 09 DESDE EL 25 DE SETIEMBRE AL 12 DE NOVIEMBRE DE 1983 25-9-83 PM 00 Vi a la Virgen por primera vez. 29-9-83 PM 01 Volví a verla. 5-10-83 PM 02 La vi nuevamente. 7-10-83 PM 03 La vi y le pregunté qué quería de mí; se borró su imagen y apareció una Capilla. Comprendí que quería estar entre nosotros. 12-10-83 PM 04 Lo comenté con mi confesor. 13-10-83 (Primer Mensaje) PM 05 Apareció de nuevo y me dijo: "Has cumplido, no tengas miedo, ven a verme, de mi mano caminarás y muchos caminos recorrerás". Me da a leer Ezequiel C. 2, V. 4 al 10. 4 Son hombres obstinados y de corazón endurecido aquellos a los que yo te envío, para que les digas:"Así habla el Señor". 5 Y sea que escuchen o se nieguen a hacerlo - porque son un pueblo rebelde - sabrán que hay un profeta en medio de ellos. 6 En cuanto a ti, hijo de hombre, no les temas ni tengas miedo de lo que digan, porque estás entre cardos y espinas, y sentado sobre escorpiones; no tengas...