“El
Espíritu Santo descendió sobre Jesús en forma de paloma” Consideremos el gran
milagro que se produjo después del bautismo del Salvador; es el preludio de los
que iban a venir. No se abre el antiguo Paraíso, sino el
mismo cielo: " tan pronto como Jesús fue bautizado, se abrieron los cielos
" (Mt 3,16). ¿Por qué razón, pues, se abren los cielos?—Para que os deis
cuenta que también en vuestro bautismo se abre el cielo, os llama Dios a la
patria de arriba y quiere que no tengáis ya nada de común con la tierra... Sin
embargo, aun cuando ahora no se den esos signos sensibles, nosotros aceptamos
lo que ellos pusieron una vez de manifiesto. La paloma apareció entonces para
señalar como con el dedo a los allí presentes y a Juan mismo, que Jesús era
Hijo de Dios. Más no sólo para eso, sino para que tú también adviertas que en
tu bautismo viene también sobre ti el Espíritu Santo. Pero ahora ya no
necesitamos de visión sensible, pues la fe nos basta totalmente. Pero ¿por qué
apareció el Espíritu Santo en forma de paloma? —Porque la paloma es un ave
mansa y pura. Como el Espíritu Santo es espíritu de mansedumbre aparece bajo la
forma de paloma. La paloma por otra parte, nos recuerda también la antigua historia.
Porque bien sabéis que cuando nuestro linaje sufrió el naufragio universal y
estuvo a punto de desaparecer, apareció la paloma para señalar el final de la
tormenta, y, llevando un ramo de olivo, anunció la buena nueva de la paz sobre
toda la tierra. Todo lo cual era figura de lo por venir... Y, en efecto, cuando
entonces las cosas habían llegado a un estado de desesperación, todavía hubo
solución y remedio. Lo que llegó en otro tiempo por el diluvio de las aguas,
llega hoy como por un diluvio de gracia y de misericordia... No es tan solo a
un hombre, a quien la paloma llama a salir del arca para repoblar la tierra:
atrae a todos los hombres hacia el
cielo. En lugar de una rama de olivo, trae a los hombres la dignidad de su adopción como niños de Dios.
cielo. En lugar de una rama de olivo, trae a los hombres la dignidad de su adopción como niños de Dios.
Reflexión: Hoy es la fiesta del Bautismo del Señor.
Pero debemos entender bien que el Bautismo de Jesús no es el mismo que
recibimos nosotros ahora como cristianos. El Bautismo que recibió Jesús era un
bautismo de preparación, pero no como el sacramento del Bautismo que luego
instituyó Jesús para perdonar los pecados y, en especial, el pecado original.
Por eso cuando oigamos decir que a los niños no hay que bautizarlos sino que
hay que dejar que crezcan y que cuando sean grandes ellos elijan, porque Jesús
fue bautizado cuando era ya adulto; debemos responder que se trataba de un
bautismo totalmente distinto. Por lo tanto a los niños sí hay que bautizarlos
de pequeños.
Pidamos a la Santísima Virgen la gracia de saber
valorar el gran don que nos hizo Jesús al dejarnos el Sacramento del Bautismo
que nos hizo hijos de Dios verdaderamente, y seamos fieles a los compromisos
que el mismo conlleva.
Jesús, María, os amo, salvad las almas.
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