Durante 10 años, todos los días 25 de cada
mes en San Nicolás, se convoco a un
grupo voluntario de Misioneros de diversos lugares del país, felizmente, por
iniciativa de los propios laicos presentes en las reuniones, fueron grabadas
las charlas que se dieron. Hoy contamos con esta catequesis que nos disponemos
a ofrecer aquí a modo de entregas semanales para todos, peregrinos en general y
misioneros en particular.
El Amor - La
Misericordia
Reuniones mensuales de los Misioneros de la
Obra de María del Rosario de San Nicolás. Anexo II Año 1997.
Si perdonan sus faltas a los demás, el
Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan
a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
(Mt 6, 14-15)
1- ¿Cuál es la nota dominante, el tema
central, el núcleo de lo que dice María en San Nicolás? La presencia de María
en San Nicolás es la expresión maternal de la Madre que nos quiere. Ella quiere
enseñarnos cómo nos ama Dios y cómo nos ama Ella o cómo tenemos que amarlo a
Dios y amarla a Ella. Todo gira en torno al Amor: las virtudes, los defectos
que tenemos que evitar, los pecados que hay que desterrar, la santidad que hay
que buscar, la consagración, la conversión. Todo es en función de descubrir que
Dios nos ama y que tenemos que amarlo.
Dios nos ama infinitamente y cuando el
hombre peca, ese amor se convierte en la compasión de Dios que se hace
Misericordia ante el hombre sujeto a la miseria del pecado.
Sor Faustina de la Divina Misericordia nos
dice en una hermosa expresión:” Los Santos nunca se desalientan porque
descubren que lo único eminentemente nuestro es la miseria, la pobreza”. Cuando
uno no está convencido de esto se desalienta fácilmente: “Caramba.... yo me
creía tan bueno y no lo soy...” No, la miseria es lo único nuestro y por eso
Jesús se compadece del pecador y viene para atraerlo; es el preferido de su
Corazón Misericordioso. Nosotros, si nos hacemos conscientes de nuestras
pobrezas, de nuestras debilidades y fragilidades nos hacemos rescatables para
Dios. Dios nos puede rescatar en la medida en que nos sintamos como el
publicano que se consideraba débil, no en cambio si nos sentimos
autosuficientes como el fariseo, que se abastece a sí mismo.
Entonces tendremos que leer los Mensajes de
María en San Nicolás en esta clave: cada mensaje es un llamamiento al Amor de
Dios o de la Virgen y en esta dinámica pasaremos de la lectura a la
contemplación de Dios y de la Virgen.
2- Leemos en el Mensaje Nº 827: “Madre,
perdón por decirte siempre así”, pudiéndote nombrar de tan distintas maneras.
Ella dice: “Hija mía, Madre es el nombre que más feliz me hace, porque así me
siento Yo. Soy la Madre confiada en el poder y en el amor de Dios, esto hace
que sea posible que pida al Señor por todos los hijos, creyentes o no, por los
pecadores y aún hasta por los más arrogantes y poderosos, ya que por todos se
conduele esta madre. Amén, Amén.”
Y aquí vemos que el amor de Dios tiene una
preferencia por los más pobres. El amor de Dios es gratuito: a ninguno de
nosotros nos quiere por lo que somos, por lo que valemos o merecemos. Nos
quiere por pura elección de Él, por pura gratuidad, y es normal que Dios
queriendo salvar a todos los hombres tenga una especial preferencia de atención
y de amor por aquellos que más lo precisan. Nosotros, por un lado, debemos
adoptar ese modo de amar de Dios con gestos de misericordia hacia todos
nuestros hermanos, prefiriendo como El, a los más necesitados y por otro lado,
descubriéndonos débiles, pequeños ... para así ser preferidos de Dios. En la
medida en que nos hacemos cada vez más pequeños, nos hacemos más beneficiarios
del Amor de Dios, de su compasión. Por eso la Virgen nos dice...”de todos se
conduele esta Madre, de los pecadores y de los arrogantes y poderosos....”
ellos son los que más oponen su corazón a Dios y a la Virgen, porque el orgullo
es lo que fundamentalmente no le permite a Dios entrar en el corazón y sin
embargo el Señor y María están en una postura de expectativa como el Padre del
hijo pródigo esperando que surja un momento, una oportunidad para que ese
corazón abra una pequeña grieta por donde Dios pueda entrar y así mostrar su
compasión.
Leemos en el Mensaje nº 835 “Hoy como en el
momento de Mi Concepción, vuelve mi Corazón a saltar de gozo porque Yo, la
llena de Gracia, tengo bajo mi amparo a estos hijos que el Señor me ha dado.
Gloria al Padre eterno” Le pregunto qué quiere decir cuando dice “hoy” y me
dice “Hoy, es el hoy de siempre, hija mía”.
“Hoy” es todos los días de la existencia humana,
de todos los hombres. María en este mensaje proyecta su alegría por la
Maternidad sobre Jesús y sobre todos nosotros. Es tan feliz por ser la Madre
del Hijo de Dios que esa felicidad se extiende también a nosotros que en Cristo
formamos una misteriosa unidad. Ella nos muestra a Jesucristo- la cabeza del
Cuerpo-para que conociéndolo e imitándolo lo amemos y lo sirvamos. Entonces
todo el Cuerpo de Cristo es una prolongación de Jesús, Cabeza del Cuerpo.
Realmente esta es la misión de María en San Nicolás: transmitir el Amor que
Ella nos tiene, trasmitir el Amor de Dios, transmitir el Amor de Cristo y
mostrar cuál debe ser nuestra respuesta si queremos ser fieles al regalo de
Amor que Dios nos da.
3- En otro de sus Mensajes, la Virgen nos
dice: “A los pueblos me dirijo, dadme vuestros corazones, que yo los
transformaré en tiernos retoños y los haré crecer amando más y más al Señor.
Ante vosotros está la gracia divina de Dios, es visible. Disponeos a verla y la
veréis....”La Virgen nos llama para que le entreguemos el corazón y la vida, y
nos da la gracia para que podamos crecer porque nosotros con nuestras solas
fuerzas no podríamos. El crecimiento es un don de Dios que tenemos que pedirlo
insistentemente y colaborar para que realmente pueda producirse este
crecimiento en la vida de la gracia.
La Virgen es la Madre de Dios, ya que en
Cristo hay una sola persona divina y dos naturalezas: divina y humana, este es
el punto de partida para todas las demás atribuciones, dignidades y misterios
de María: la Inmaculada Concepción, la Asunción a los Cielos, su condición de
Mediadora de todas las gracias, su Virginidad...María es aquella que Dios creó
a su medida para que fuera realmente la cuna de Dios, para que en su corazón
Jesús se formara. Dios vino a la humanidad pero los hombres no tenían cómo
recibirlo dignamente ya que estaban en pecado. Nadie podía recibir dignamente a
Dios. Entonces Dios la elige a ella- sin pecado- para que en nombre de todos
nosotros nos representara en esa aceptación de Dios. Cuando Dios la elige, le
pide su consentimiento y Ella le da el “Sí” y nosotros le dijimos Sí a Dios en
ese momento a través de Ella.
Si el Corazón de María es la cuna donde se
formó Dios, nuestro corazón puede ser el pesebre, muy pobre, pero cuando le
damos entrada a Dios ese pesebre se transforma en muy corto plazo en un palacio
real. Dios toma posesión del corazón, la Virgen toma posesión del corazón y así
como entramos en su corazón de Madre al Consagrarnos, también Ella asume
nuestro corazón y lo hace Su Casa, Su Hogar. Ahora, si la Virgen nos da
albergue en su Corazón Purísimo, Inmaculado, Sagrado, lleno de santidad ...no
tendríamos que entronizar en nuestras almas el Corazón de Jesús y de María? No
tendríamos que ofrecerle nuestra pobre casita? Imitando a Juan que la llevó a
su casa y estuvo permanentemente renaciendo a la Gracia y creciendo en la
Gracia.
Sentí cantar a los Ángeles:
Es el Señor Jesús
Resucitado,
Fuente de Luz, de
Amor y Salvación,
Dios y Señor de la
Misericordia,
Gloria a Ti, de Tu
generación.
Alabe al Señor, el
Universo todo, bis
Alabe al Señor,
Resplandeciente Luz. Bis
Bendito Jesús,
bendícelo alma mía, por Su Justicia,
Su Paz y Su Perdón,
todos por siempre bendecirán
Su Nombre, Gloria a
Ti, Señor, Dios del Amor.
14-11-89 – Mensaje 1748
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