TE NECESITO, SEÑOR
Querido amigo: Hoy quiero invitarte a contemplar y a orar. Mi Iglesia querida, que es nuestra familia, celebra la fiesta de Dios, uno y Trino. La fiesta de MI FAMILIA ETERNA: LA SANTISIMA TRINIDAD. No es fácil hablarte de Nuestra intimidad de un modo que nos puedas comprender. Cuando Yo estuve en la tierra me veían como hombre y, aunque les costaba aceptarme como Dios, por lo menos les entraba por los sentidos. Esa fue la razón de Mi Encarnación: HACERME CERCANO A LOS HOMBRES PARA FACILITAR VUESTRO ENCUENTRO CON DIOS. Pero hablarte de Mí como Verbo de Dios, o hablarte del Padre Eterno, o del Espíritu Santo que nace de los Dos… Todo esto te puede parecer difícil de comprender. Te diré sencillamente lo que el Padre Eterno le contestó a Moisés cuando le preguntó quien era. El Padre respondió con toda precisión y firmeza: YO SOY EL QUE SOY. O te diré lo mismo que Yo les dije a mis discípulos, y que San Juan repitió tantas veces. DIOS ES AMOR.
Creo que no hay modo mejor de decir quien es, o que es la Santísima Trinidad: EL AMOR. Somos una FAMILIA ETERNA IDENTIFICADOS PLENAMENTE POR EL AMOR. Por eso, aunque somos TRES PERSONAS, SOMOS UN SOLO SER LLAMADO DIOS.
Te decía que no pretendo darte una lección de Teología sobre La Santísima Trinidad. No terminarías de entenderlo del todo. Sólo quiero que te pares a contemplar tranquilamente la grandeza de la divinidad, que nos dejes ser DIOS PARA TI. Y que ores sin cesar, rogando precisamente que podáis comprender los hombres lo que significar amar como hijos de Dios. Ya sabes que los cristianos, mis hermanos y amigos, desde que nacen hasta que mueren viven bajo el signo de la Santísima Trinidad. Procura que tu vida sea un constante ¡GLORIA AL SEÑOR…AL PADRE, AL HIJO, AL ESPIRITU SANTO! Vivirás con gozo. Alguien escribió esta oración que te invito a rezar despacio, sintiendo lo que dices. Yo, estate seguro, te escucho:
¡Te necesito, Señor Dios!,
porque sin ti mi vida se seca.
Quiero encontrarte en la oración,
en tu presencia inconfundible,
durante esos momentos en los que el silencio
se sitúa de frente a mí, ante ti.
¡Quiero buscarte!
Quiero encontrarte dando vida
a la naturaleza que tú has creado;
en la transparencia del horizonte
lejano desde un cerro,
y en la profundidad de un bosque
que protege con sus hojas
los latidos escondidos
de todos sus inquilinos.
¡Necesito sentirte alrededor!
Quiero encontrarte en tus sacramentos,
En el reencuentro con tu perdón,
en la escucha de tu palabra,
en el misterio de tu cotidiana entrega radical.
¡Necesito sentirte dentro!
Quiero encontrarte en el rostro
de los hombres y mujeres,
en la convivencia con mis hermanos;
en la necesidad del pobre
y en el amor de mis amigos;
en la sonrisa de un niño
y en el ruido de la muchedumbre.
¡Tengo que verte!
Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser,
en las capacidades que me has dado,
en los deseos y sentimientos que fluyen en mí,
en mi trabajo y mi descanso
y, un día, en la debilidad de mi vida,
cuando me acerque a las puertas del
encuentro cara a cara contigo.
porque sin ti mi vida se seca.
Quiero encontrarte en la oración,
en tu presencia inconfundible,
durante esos momentos en los que el silencio
se sitúa de frente a mí, ante ti.
¡Quiero buscarte!
Quiero encontrarte dando vida
a la naturaleza que tú has creado;
en la transparencia del horizonte
lejano desde un cerro,
y en la profundidad de un bosque
que protege con sus hojas
los latidos escondidos
de todos sus inquilinos.
¡Necesito sentirte alrededor!
Quiero encontrarte en tus sacramentos,
En el reencuentro con tu perdón,
en la escucha de tu palabra,
en el misterio de tu cotidiana entrega radical.
¡Necesito sentirte dentro!
Quiero encontrarte en el rostro
de los hombres y mujeres,
en la convivencia con mis hermanos;
en la necesidad del pobre
y en el amor de mis amigos;
en la sonrisa de un niño
y en el ruido de la muchedumbre.
¡Tengo que verte!
Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser,
en las capacidades que me has dado,
en los deseos y sentimientos que fluyen en mí,
en mi trabajo y mi descanso
y, un día, en la debilidad de mi vida,
cuando me acerque a las puertas del
encuentro cara a cara contigo.
Amén.
Celebraremos juntos esta FIESTA NUESTRA, LA FIESTA DE DIOS. Recibe una gran bendición EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPIRITU SANTO.
Tu amigo Jesús
Por la trascripción
Juan García Inza
Juan García Inza
Comentarios
Publicar un comentario