PRÓLOGO:
La intención de este trabajo, es poner al alcance de los lectores un aporte para su vida espiritual, que les ayude a dar pasos concretos, en el Camino de la Consagración a María.
Este intento busca expresar las riquezas del Camino de la Consagración a María, a partir de los diversos elementos propios, que conforman el acontecimiento mariano de San Nicolás. Es el deseo, que sea la propia Madre de todos, la que a través de estas páginas, señale el camino que Ella misma ha pedido tantas veces y en tantos lugares del mundo.
La consagración al Sagrado e Inmaculado Corazón de María, es una oportunidad especial que la propia Madre nos ofrece, en el seno de la Santa Iglesia, para recorrer con rapidez y simplicidad evangélica el camino que nos lleva a la Santidad.
Si sólo nos atenemos a nuestro criterio humano, para quienes quieran recorrer este camino pueden existir dos riesgos:
- Entender la Consagración como algo puramente ritual, sin resonancia en la vida, o pensar que es tan difícil, que no podemos vivirla porque no somos santos
- Precisamente la Consagración no es para los que ya son santos, sino para quienes en su corazón tienen el deseo de acercarse a Dios, cada vez más y aspiran a amarlo profundamente.
- A medida que se va creciendo en la vida de la Consagración, se establecerán también nuevas exigencias; pero el punto de partida que Dios quiere de sus hijos, cuando los llama a vivir la consagración bautismal, por medio de la consagración a la Ssma. Virgen, es que le ofrezcan su disponibilidad a María, para ser totalmente suyos. Luego, por medio de Ella, los hará crecer, ininterrumpidamente, a partir de la etapa en que se encuentren en su vida espiritual.
- Cada consagrado debe entregarse a María, en el estado espiritual en que se encuentre, dócilmente, aunque se sienta muy pobre. Justamente porque se sabe pobre, va a encontrar su lugar propio en el Corazón de María, que es Madre de los pobres. Por la consagración, María lo recibe y purifica, conduciéndolo a las fuentes de la Gracia; ellas son la Palabra de Dios y los Sacramentos de la Iglesia.
Que María del Rosario de San Nicolás ilumine el corazón de cada lector, enseñándole todo lo que el esfuerzo del hombre, sólo es capaz de sugerir.
INTRODUCCIÓN:
I NUESTRA FILIACIÓN MARIANA:
Este trabajo sobre la Consagración al Sagrado Corazón de María, intenta enseñarnos a vivir con mucho amor y generosa entrega, nuestra Filiación Mariana.
Somos hijos de la Ssma. Virgen, heredados por Ella al pie de la Cruz de Cristo. Necesitamos contemplar el Misterio de su Maternidad, conocer la dimensión de su amor y aprender a quererla como hijos, para que Ella nos enseñe a conocer y amar al Señor. Todo esto lo viviremos, al recorrer el camino de la Consagración, que Nuestra Madre nos ofrece.
Ella nos hará gozar de las alegrías de vivir en su Corazón, como vivió Jesús, que siempre mantuvo hacia su Madre un Corazón de Niño y quiso necesitar en todo momento, de su presencia maternal.
Por eso, también podemos afirmar, que al pie de la Cruz, el Señor, al entregarnos a María por Madre, nos consagró a su Corazón, como seguro Refugio y Arca salvadora, para que pudiésemos vivir como El, el gozo de esta Maternidad.
De nosotros depende aceptar y vivir el regalo de esa Consagración.
Hoy la Iglesia, a través del Bautismo, consagra para Dios a los nuevos cristianos, haciéndolos hijos del Padre Celestial y también los consagra a María, Madre y Maestra de los creyentes.
Ella nos pide que le entreguemos nuestra vida totalmente, para que al vivir la gracia de la Filiación Mariana, en el ámbito de su Corazón, podamos vivenciar de una manera plena, el regalo Bautismal de la Filiación Divina, que es la novedad gloriosa ofrecida por Cristo Resucitado.
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