CATEQUESIS
MARIANA DESDE SAN NICOLÁS
(Pbro
Carlos Perez)
El
Acontecimiento Mariano de San Nicolás
María
del Rosario, se dirige a sus hijos a través de especiales
manifestaciones y nos enseña el porqué de su presencia. Nos invita
a vivir el Don de su Maternidad donada por Jesús para nosotros al
pie de la Cruz, para lo cual nos pide la Consagración a su Sagrado
Corazón, y nos invita a estar al servicio de su Obra Misionera,
proclamando la Esperanza de un Tiempo Nuevo por el anuncio de la
Palabra y el ejercicio de la Misericordia.
Este
esquema sintético podrá ayudar a encuadrar en el marco del
Acontecimiento Mariano de San Nicolás, cada uno de los temas de la
Catequesis al peregrino, que nos proponemos ofrecer en esta página
del Santuario.
1.
Guadalupe (Méjico).
Hace
500 años, María se aparece en Guadalupe y comienza la gran
Evangelización desde el Norte hacia el Sur de América Latina. Luego
de las difíciles experiencias de los primeros misioneros en América,
cuando se aparece María, surgen grandes conversiones y Ella se
convierte en la Gran Evangelizadora.
Hay
una frase especialmente clave, de María al Indio Juan Diego, el
vidente de Guadalupe, cuando éste se siente triste; “¿Por qué te
afliges, acaso no soy tu Madre?”
La
Madre está siempre, pero en especial nos muestra su amor en los
momentos difíciles, con especiales muestras de comprensión y
Misericordia, asumiendo nuestra vida y nuestras dificultades.
2.
San Nicolás.
500
años después de Guadalupe, en 1983, María se manifiesta en San
Nicolás, a la señora Gladis de Motta, con una gran proyección
misionera, hacia la Argentina, América y el mundo.
Esta
vez, María Evangeliza desde el Sur hacia el Norte. “Del Sur ya
puede el hombre esperar la Nueva Alianza porque está en camino”,
dice María del Rosario de San Nicolás.
Ella
nos dice: “Soy sobre todo Madre”
“Madre
es el Nombre, con el que prefiero ser llamada.”
“Estaba
más cerca de Uds. de lo que creían, es suficiente que tiendan la
mano y me alcanzarán.”
Dios
Padre nos muestra sus rasgos maternales en la Persona de María y en
su Amor de Madre.
Jesús
nos hace en la cruz el supremo regalo de la Maternidad de María y
nos consagra a Ella, en la persona del discípulo amado.
De
nosotros depende, llevarla a nuestra Casa, con la generosa y confiada
entrega de nuestra vida.
María
nos mostrará su Amor de Madre y las expresiones de su Misericordia;
Auxilio, Socorro, Consuelo, Refugio de pecadores, Salud de los
enfermos, sobre todo María nos muestra a su Hijo Jesús, provocando
nuestro encuentro con Él.
Además
quiere animarnos a sus hijos a trabajar con Ella para congregar el
Rebaño del Hijo, realizando así una verdadera tarea misionera.
3.
Realidad actual.
Nuestra
realidad actual está llena de numerosos desafíos, contra el hombre
y la humanidad en su conjunto: el materialismo, la confusión
doctrinal, la ruptura familiar, el ataque a los grandes valores, la
violencia, la extrema pobreza, etc., han ido produciendo la
desintegración del hombre, de la familia y de la Comunidad humana.
Estamos
frente a una humanidad herida, dispersa, dividida; los hombres están
como ovejas sin Pastor y con múltiples pastores ajenos al Evangelio
del Señor, que confunden, dividen y desalientan.
4.
Llamado de María.
María,
como Madre, que llama a la Fe, a la conversión a la Esperanza y a la
Santidad, se propone:
Congregar
a su Pueblo en la convivencia fraterna, haciendo realidad la
“Civilización del Amor”, por la cual sus hijos dispersos
formarán un solo rebaño bajo un solo Pastor”.
Cristo
Resucitado venció definitivamente al pecado, a la muerte y al
demonio; el mismo Jesús nos hace partícipes de la gloria y de su
triunfo a través de la Gracia que nos llena de esperanza aun en
medio de las tribulaciones
¿Cómo
llegará María a este objetivo de congregar en la Unidad a todos los
hombres?
Si
miramos la Imagen de María del Rosario, veremos varios elementos
importantes que muestran el lenguaje pedagógico de Nuestra Madre, a
través del cual nos quiere enseñar.
5.
Caminos.
Hay
cinco elementos esenciales que podemos observar en la Imagen de María
del Rosario y que a modo de síntesis, muestran cinco caminos que
Ella nos ofrece para la conversión personal y para congregarnos en
la Unidad.
Oración.
Nos
ofrece el Rosario.
Aquí
encontramos el llamado a la Oración.
El
Rosario, la Vida Sacramental, la centralidad de la Eucaristía, la
creciente unión con Dios, irán haciéndonos vivir una especial
cercanía con Dios nuestro Padre y aprenderemos a vivir como hijos en
comunión con Él, buscando su Gloria en la fidelidad a su Voluntad.
Conversión.
Nos
ofrece a su Hijo.
En
Él nos ofrece la Palabra del Padre, que tenemos que asimilar todos
los días.
Escucharemos
el llamado a vivir en comunión con Jesús por una creciente
conversión y amistad con Él.
El
encuentro con el Hijo nos convierte en otros Cristos. Aquí
descubrimos el valor del Sacramento de la Reconciliación y de la
Eucaristía, que nos ayudan a crecer en la Gracia Bautismal por la
que Dios nos hizo “hijos en el Hijo”.
Consagración.
Nos
ofrece su Corazón.
En
él, encontramos su Amor de Madre y su invitación para la
Consagración de nuestra vida; aspiramos a ser totalmente de María,
para ser totalmente de Jesús, la meta de la Consagración a María
es la Consagración a Jesús.
La
Consagración es un camino excelente para crecer en la Gracia,
aspirar a la Santidad y disponernos para la Comunión fraterna.
Comunión
Fraterna.
Nos
ofrece el Don de su Maternidad.
Se
nos ofrece Ella misma como Madre de Dios y de la Iglesia.
Se
propone congregarnos en la Unidad de un solo Cuerpo.
Nos
llama desde la comunión fraterna a vivir un espíritu solidario y
misericordioso con nuestros hermanos, especialmente con los más
pobres y necesitados de todo.
Misión.
Nos
muestra su gesto de caminar.
Allí
descubrimos su pedido insistente para que la sigamos como Misioneros
de su Obra. Ella es Estrella de la Nueva Evangelización. Nos llama a
la Misión.
De
este modo simple y claro, María, que es Madre de nuestra vida
cristiana, se convierte en Maestra de nuestra Fe, ofreciéndonos el
sendero que Ella nos traza para llegar con seguridad a Jesús.
Lejos
de todo tremendismo, la presencia de María en San Nicolás es un
verdadero llamado a la Esperanza. Ella está con nosotros como Madre
y viene dispuesta a defendernos de todo mal y a orientarnos hacia
nuestra verdadera felicidad.
Debemos
vivir la profunda Esperanza que María nos transmite, sin dar lugar
al miedo y colaborar con Ella en la profunda fidelidad al Señor,
para que la Esperanza no se vea defraudada. Todo es Gracia de Dios:
la vida, la salvación de Jesucristo, la gloria definitiva que nos
espera. De nosotros depende aceptar esa donación de las Gracias de
Dios, no oponiendo obstáculos a su Voluntad y orando sin cesar, para
que el propio Señor nos dé la gracia de amarlo con todas nuestras
fuerzas y de amar a nuestros hermanos como Él nos amó,
permaneciendo en estado de conversión.
La
Gloria del Cielo nos dará la inefable y eterna experiencia de vivir
en comunión con Dios y con todos los redimidos. Eternamente
contemplaremos a Dios en un ininterrumpido acto de amor filial. Ya en
la tierra, el Señor, nos está pidiendo vivir anticipadamente la
contemplación de su Misterio y la comunión con Él y con los
hermanos.
María,
contemplativa de Dios y servidora de sus hijos, como Madre viene a
invitarnos a la contemplación y a la comunión. Por eso insiste
tanto en la oración unida a la conversión, y en la caridad que nos
une en perfecta comunión Eclesial para que el mundo crea.
Vuestra
Madre os pide Su Morada. No quiero esplendores, quiero sí una casa
espaciosa. 22-5-84 – Mensaje 148 (En el lugar elegido y
santificado por la Virgen)
Si
queréis paz venid a este lugar, que aquí encontraréis paz, aquí
recibiréis Gracias. Quiero poder recibiros en un día no lejano, en
la casa que he elegido. Gloria al Señor. Leed: Tobías C. 13, V.
11-12-13 18-12-84 – Mensaje 414
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