Durante 10 años, todos los días 25 de cada mes en San Nicolás, se
convocó a un grupo voluntario de Misioneros de diversos lugares del país,
felizmente, por iniciativa de los propios laicos presentes en las reuniones,
fueron grabadas las charlas que se dieron. Hoy contamos con esta catequesis que
nos disponemos a ofrecer aquí a modo de entregas semanales para todos,
peregrinos en general y misioneros en particular.
El Acontecimiento Mariano
de San Nicolás
María del Rosario, se dirige a sus hijos a través de especiales
manifestaciones y nos enseña el porqué de su presencia.
Nos invita a vivir el Don de su Maternidad donada por Jesús para
nosotros al pie de la Cruz, para lo cual nos pide la Consagración a su Sagrado
Corazón, y nos invita a estar al servicio de su Obra Misionera, proclamando la
Esperanza de un Tiempo Nuevo por el anuncio de la Palabra y el ejercicio de la
Misericordia.
Este esquema sintético podrá ayudar a encuadrar en el marco del
Acontecimiento Mariano de San Nicolás, cada uno de los temas de la Catequesis
al peregrino, que nos proponemos ofrecer en esta página del Santuario.
1. Guadalupe (Méjico): Hace 500 años, María se aparece en Guadalupe
y comienza la gran Evangelización desde el Norte hacia el Sur de América
Latina. Luego de las difíciles experiencias de los primeros misioneros en
América, cuando se aparece María, surgen grandes conversiones y Ella se
convierte en la Gran Evangelizadora.
Hay una frase especialmente clave, de María al Indio Juan Diego, el
vidente de Guadalupe, cuando éste se siente triste; “¿Por qué te afliges, acaso
no soy tu Madre?”
La Madre está siempre, pero en especial nos muestra su amor en los
momentos difíciles, con especiales muestras de comprensión y Misericordia,
asumiendo nuestra vida y nuestras dificultades.
2. San Nicolás: 500 años después de Guadalupe, en 1983, María se
manifiesta en San Nicolás, a la señora Gladis de Motta, con una gran proyección
misionera, hacia la Argentina, América y el mundo. Esta vez, María Evangeliza
desde el Sur hacia el Norte. “Del Sur ya puede el hombre esperar la Nueva
Alianza porque está en camino”, dice María del Rosario de San Nicolás.
Ella nos dice: “Soy sobre todo Madre” “Madre es el Nombre, con el
que prefiero ser llamada.” “Estaba más cerca de Uds. de lo que creían, es
suficiente que tiendan la mano y me alcanzarán.”
Dios Padre nos muestra sus rasgos maternales en la Persona de María
y en su Amor de Madre. Jesús nos hace en la cruz el supremo regalo de la
Maternidad de María y nos consagra a Ella, en la persona del discípulo amado. De
nosotros depende, llevarla a nuestra Casa, con la generosa y confiada entrega
de nuestra vida.
María nos mostrará su Amor de Madre y las expresiones de su
Misericordia; Auxilio, Socorro, Consuelo, Refugio de pecadores, Salud de los
enfermos, sobre todo María nos muestra a su Hijo Jesús, provocando nuestro
encuentro con Él. Además quiere animarnos a sus hijos a trabajar con Ella para
congregar el Rebaño del Hijo, realizando así una verdadera tarea misionera.
3. Realidad actual: Nuestra realidad actual está llena de numerosos
desafíos, contra el hombre y la humanidad en su conjunto: el materialismo, la
confusión doctrinal, la ruptura familiar, el ataque a los grandes valores, la
violencia, la extrema pobreza, etc., han ido produciendo la desintegración del
hombre, de la familia y de la Comunidad humana.
Estamos frente a una humanidad herida, dispersa, dividida; los
hombres están como ovejas sin Pastor y con múltiples pastores ajenos al
Evangelio del Señor, que confunden, dividen y desalientan.
4. Llamado de María: María, como Madre, que llama a la Fe, a la
conversión a la Esperanza y a la Santidad, se propone: Congregar a su Pueblo en
la convivencia fraterna, haciendo realidad la “Civilización del Amor”, por la
cual sus hijos dispersos formarán un solo rebaño bajo un solo Pastor”.
Cristo Resucitado venció definitivamente al pecado, a la muerte y
al demonio; el mismo Jesús nos hace partícipes de la gloria y de su triunfo a
través de la Gracia que nos llena de esperanza aun en medio de las
tribulaciones
¿Cómo llegará María a este objetivo de congregar en la Unidad a todos
los hombres?
Si miramos la Imagen de María del Rosario, veremos varios elementos
importantes que muestran el lenguaje pedagógico de Nuestra Madre, a través del
cual nos quiere enseñar.
5. Caminos. Hay cinco elementos esenciales que podemos observar en
la Imagen de María del Rosario y que a modo de síntesis, muestran cinco caminos
que Ella nos ofrece para la conversión personal y para congregarnos en la
Unidad.
Oración: Nos ofrece el Rosario. Aquí encontramos el llamado a la
Oración.
El Rosario, la Vida Sacramental, la centralidad de la Eucaristía,
la creciente unión con Dios, irán haciéndonos vivir una especial cercanía con
Dios nuestro Padre y aprenderemos a vivir como hijos en comunión con Él, buscando
su Gloria en la fidelidad a su Voluntad.
Conversión: Nos ofrece a su Hijo. En Él nos ofrece la Palabra del
Padre, que tenemos que asimilar todos los días. Escucharemos el llamado a vivir
en comunión con Jesús por una creciente conversión y amistad con Él. El
encuentro con el Hijo nos convierte en otros Cristos. Aquí descubrimos el valor
del Sacramento de la Reconciliación y de la Eucaristía, que nos ayudan a crecer
en la Gracia Bautismal por la que Dios nos hizo “hijos en el Hijo”.
Consagración: Nos ofrece su Corazón. En él, encontramos su Amor de
Madre y su invitación para la Consagración de nuestra vida; aspiramos a ser
totalmente de María, para ser totalmente de Jesús, la meta de la Consagración a
María es la Consagración a Jesús. La Consagración es un camino excelente para
crecer en la Gracia, aspirar a la Santidad y disponernos para la Comunión
fraterna.
Comunión Fraterna: Nos ofrece el Don de su Maternidad. Se nos
ofrece Ella misma como Madre de Dios y de la Iglesia. Se propone congregarnos en la Unidad de un
solo Cuerpo. Nos llama desde la comunión fraterna a vivir un espíritu solidario
y misericordioso con nuestros hermanos, especialmente con los más pobres y
necesitados de todo.
Misión: Nos muestra su gesto de caminar. Allí descubrimos su pedido
insistente para que la sigamos como Misioneros de su Obra. Ella es Estrella de
la Nueva Evangelización. Nos llama a la Misión. De este modo simple y claro,
María, que es Madre de nuestra vida cristiana, se convierte en Maestra de
nuestra Fe, ofreciéndonos el sendero que Ella nos traza para llegar con
seguridad a Jesús.
Lejos de todo tremendismo, la presencia de María en San Nicolás es
un verdadero llamado a la Esperanza. Ella está con nosotros como Madre y viene
dispuesta a defendernos de todo mal y a orientarnos hacia nuestra verdadera
felicidad.
Debemos vivir la profunda Esperanza que María nos transmite, sin
dar lugar al miedo y colaborar con Ella en la profunda fidelidad al Señor, para
que la Esperanza no se vea defraudada. Todo es Gracia de Dios: la vida, la
salvación de Jesucristo, la gloria definitiva que nos espera. De nosotros
depende aceptar esa donación de las Gracias de Dios, no oponiendo obstáculos a
su Voluntad y orando sin cesar, para que el propio Señor nos dé la gracia de
amarlo con todas nuestras fuerzas y de amar a nuestros hermanos como Él nos
amó, permaneciendo en estado de conversión.
La Gloria del Cielo nos dará la inefable y eterna experiencia de
vivir en comunión con Dios y con todos los redimidos. Eternamente
contemplaremos a Dios en un ininterrumpido acto de amor filial. Ya en la
tierra, el Señor, nos está pidiendo vivir anticipadamente la contemplación de
su Misterio y la comunión con Él y con los hermanos.
María, contemplativa de Dios y servidora de sus hijos, como Madre
viene a invitarnos a la contemplación y a la comunión. Por eso insiste tanto en
la oración unida a la conversión, y en la caridad que nos une en perfecta
comunión Eclesial para que el mundo crea.
Vuestra Madre os pide Su Morada. No quiero esplendores, quiero sí
una casa espaciosa. 22-5-84 – Mensaje 148
(En el lugar elegido y santificado por la Virgen) Si queréis paz
venid a este lugar, que aquí encontraréis paz, aquí recibiréis Gracias. Quiero
poder recibiros en un día no lejano, en la casa que he elegido. Gloria al
Señor. Leed: Tobías C. 13, V. 11-12-13
18-12-84 – Mensaje 414
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