Todos
los días 25 de cada mes en San Nicolás,
se convocó a un grupo voluntario de Misioneros de diversos lugares del país,
felizmente, por iniciativa de los propios laicos presentes en las reuniones,
fueron grabadas las charlas que se dieron. Hoy contamos con esta catequesis que
nos disponemos a ofrecer aquí a modo de entregas semanales para todos,
peregrinos en general y misioneros en particular.
María,
Camino de RECONCILIACION:
a) LA PALABRA DE
DIOS nos dice: “ Si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerda de que
tu hermano tiene alguna queja contra ti , deja tu ofrenda ante el altar, ve a
reconciliarte con tu hermano, y solo entonces vuelve a presentar tu ofrenda “
Por eso, le suplicamos en nombre de Cristo : Déjense reconciliar con Dios.
b) COMENTARIO:
Hablar de RECONCILIACION y PENITENCIA es, invitación a volver a encontrar las
mismas palabras con las que Nuestro Salvador quiso inaugurar su predicación: la
Buena Nueva del amor, de la adopción como hijos de Dios, y en consecuencia, la
fraternidad. Dirigir este mundo una mirada interrogante, refleja entre otras
características de la humanidad, la existencia de profundas y dolorosas divisiones.
La potencia de esta división hace un mundo desgarrado hasta en sus mismos
cimientos. Su raíz: es una herida en lo mas intimo del hombre que a la luz de
la fe llamamos pecado; dese el original , hasta el que cada uno comete, abusando de su propia libertad.
Sin embargo, en lo más vivo de la división se capta un inconfundible deseo: el
recomponer e instaurar a todos los niveles de una unidad esencial. Tal deseo
comporta una verdadera nostalgia de reconciliación que no puede ser menos
profunda de cuanto es la división. La Reconciliaciones, ante todo, un don
misericordioso de Dios al hombre. La historia de la Salvación es quilla por la
que el Padre, reconcilia al mundo consigo en la Sangre y en la Cruz de su Hijo
hecho hombre, engendrando de este modo una nueva familia de reconciliados.
c) MARIA DEL
ROSARIO DE SAN NICOLAS nos dice: Yo he venido para unir al hijo con el
padre. Para que los hombres se quieran como hermanos y sin rencores. Para que
el hombre encuentre el camino hacia Dios. Reconoced vuestras faltas y amadlo
como El merece ser amado. ¿Quien regresa hombre a Dios, sino el Poder de Dios?
Bendito sea su Poder, bendito sea Su Amor. Mucho odio y maldad hay en el mundo,
por lo tanto hay infelicidad en los corazones, debe crecer entre los hermanos y
habrá así, paz en los espíritus. Hoy, cuando el mundo esta tan convulsionado,
las almas necesitan orar. Orad, orad muchotas todavía, que de un pueblo en
oración, no quitara sus ojos el Señor. Quiero ser recibida por todos, en
especial por los pobres pecadores. Esta Madre, lavara sus heridas y hará
posible la reconciliación con el Señor.
d) Para que
reflexionemos: Dios quiere que seamos semejantes a EL en todo, no solamente
por la inteligencia y voluntad que nos ha dado, sino en el actuar, amar y
perdonar. El solo da Amor y a cambio recibe ofensa y pecado. Sin embargo,
vuelve a dar AMOR, hasta el final, hasta la Cruz, hasta la muerte. Esa es la
actitud que espera de nosotros. Una creciente reconciliación que no se limite
al perdón de una ofensa sino que, a medida que nos reconciliamos con Dios nos
descubra necesitados de El. Entonces nos volvemos misericordiosos con los
demás, porque aquel que se siente perdonado esta en condiciones de perdonar y
no tiene a nadie como enemigo. Es fundamental: reaccionar siempre amando.
Tenemos que tener conciencia de que somos pecadores. Que sino hemos pecado es
porque el Señor nos libro con su gracia o nos perdono y nos hace gozar el fruto
del perdón que es la alegría de estar con Él. El amor paciente, comprensivo, no
se cansa y cree al otro. Por eso no cerrar nunca el corazón a nadie, porque la
unidades meta suprema del cristiano. Jesús propone la plenitud de la
Reconciliación desde la Cruz. En el madero vertical nos señala y refleja el
retorno al Padre que nos perdona y confirma Su Amor y en el horizontal nos
invita y mueve a extender los brazos en idéntica actitud. Cuando el otro no
acoge la mano que sinceramente le
tendemos y hace imposible la reconciliación personal y directa, nos abrazamos a
la Cruz por la humillación y el rechazo. Entonces es Cristo mismo el que nos
reconcilia en el hermano. Dios nos hace descubrir que nosotros nada podemos y
que todo lo bueno es por acción del Espíritu. Frecuentemente creemos que
nosotros podemos hacer mucho. Por eso a veces, el señor nos deja sin nada, para
convencernos que es en ese momento, y siempre que reconozcamos que solo El es
el que puede, cuando el Espíritu puede actuar con su Gracia, Poder y Luz;
haciendo maravillas como hizo en María. Somos signo de un cuerpo trinitario entrelazado
por la Gracia, y animado por el Espíritu Santo. Pero si cada uno no hace su
aporte, la unidad no se produce. El gran combate que se nos exige parta que
esto sea posible es vivir honda experiencia de Oración, que es sinónimo de Amor
y unión con Dios. El que ama vive en comunicación y comunión tan plena con el
otro, que es silencio, que no necesita palabras. Cuando se logra esto el
Espíritu, interrumpidamente responde: ¡ABBA PADRE…!. Por eso para la misión de:
“ Sean uno" se necesita comprender la unidad desde la acción creadora de
Dios y recreadora de Cristo en la Redención que lleva al servicio apostólico de
integración con los demás. Reconciliarnos es saber distinguir, dentro del
imprescindible ámbito de la verdad, del bien, del mal sin juzgar. (De la
meditación dada por el Pbro. Carlos A. Pérez, Rector del Santuario de María del
Rosario de San Nicolás).
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