Todos
los días 25 de cada mes en San Nicolás,
se convocó a un grupo voluntario de Misioneros de diversos lugares del país,
felizmente, por iniciativa de los propios laicos presentes en las reuniones,
fueron grabadas las charlas que se dieron. Hoy contamos con esta catequesis que
nos disponemos a ofrecer aquí a modo de entregas semanales para todos,
peregrinos en general y misioneros en particular.
María
y José, PROTOTIPO DE DISPONIBILDAD:
a) LA PALABRA DE
DIOS nos dice: …”yo hago siempre lo que le agrada”
b) LA IGLESIA nos
dice: En la anunciación de María se ha abandonado en Dios completamente,
manifestando “la obediencia de la fe” y prestando “el homenaje del
entendimiento y de la voluntad “. Ha
respondido con todo su “yo” humano, femenino, y en esta respuesta estaban
contenidas una cooperación perfecta con “la gracia de Dios que previene y
socorre” y una disponibilidad perfecta a la acción del Espíritu Santo. María
que por voluntad del Altísimo se ha encontrado, en el centro mismo de aquellos
“inescrutables caminos” de Dios, se conforma a ellos en la penumbra de la fe,
aceptando plenamente y con corazón abierto, todo lo que esta dispuesto en el
designio divino. Pues si por un lado,
este anuncio confirma el cumplimiento de las promesas divinas de la salvación,
por otro le revela que deberá vivir en el sufrimiento su obediencia a la fe al
lado del Salvador y que su maternidad será oscura y dolorosa. La fe de María se
encuentra con la fe de José, no respondió al “anuncio” del ángel. Sino que
acepto como verdad proveniente de Dios lo que ella ya había aceptado en la
anunciación. Demostrando de tal modo una “disponibilidad de voluntad, semejante
a la e María, en orden a lo que Dios le pedía por medio de su mensajero. Los
Evangelios hablan exclusivamente de lo que José hizo sin embargo permiten
descubrir en sus acciones ocultas por el silencio, un clima de profunda
contemplación. El sacrificio total, que hizo de su existencia a las exigencias
de la venida del Mesías encuentra razón en su indomable vida interior de donde
surgen la lógica y fuerza propia de las
almas sencillas y limpias para las grandes decisiones, como la de poner
enseguida a disposición de los designios divinos su libertad. Esta sumisión a
Dios, que es disponibilidad de animo para dedicarse a las cosas que se refieren
a su servicio, no es otra cosa que el ejercicio de la devoción, la cual
constituye una de las expresiones de la virtud de la religión. José ha
experimentado tanto el puro amor de contemplación de la Verdad, como el amor
igualmente puro del servicio.
c) MARIA DEL
ROSARIO DE SAN NICOLAS nos dice: Jamás vacileis ante un llamado de Dios,
esteis donde esteis. Obedeced al Señor y confiad que El responderá a esa
confianza. Dad vuestro si, como lo dio vuestra Madre; acompañad a Jesucristo, a
beber de Su Cáliz, abrid las puertas vuestro corazón. José, mi esposo, el que confío y sin entender,
comprendió y se dejo Guair completamente por la voluntad de Dios Padre. Se puso
el también a su servicio con un “si” lleno de fe y amor. Como padre adoptivo de
Jesús, supo cumplir con el Señor. La oración hace que el espíritu, presente una
plena disponibilidad hacia Cristo. Esta Madre, puso toda Su fe en Dios, desde
siempre y para siempre. Mis amados hijos: Responded vosotros de la misma
manera, con una total entrega, basada en la fe. Recordad que la Madre os lleva
al Hijo y que el hijo os lleva al Padre.
d) Para que
reflexionemos: Dios que es el Padre, nos invita a reencontrarnos con El y
vivir la experiencia profunda, continua y creciente de ser recibidos en su
Corazón. Nos pregunta si lo queremos seguir para ir a gozar de su casa. Cuando
hablamos de su vida cristiana, solemos quedarnos en lo que es su exigencia, sin
advertir la grandeza de la meta en la que somos llamados. Nos escandalizamos
por la cruz, que nos lleva por senderos angostos llenos de espinas y piedras
que pareciera que no nos conducen a parte alguna; sin embargo, en la oscuridad
de la fe, nos encamina hacia la meta suprema: el Padre. Ese ser conducido exige
de nosotros, como lo hizo con María, actitud de DISPONIBILIDAD. Que significa
estar prontos y dispuestos a aceptar y poner por obra lo que Dios va
manifestando como expresión de su voluntad en nuestra vida. Supone actitud de
pobreza interior, docilidad, negociación y despreocupación de nosotros y
nuestros intereses particulares, para ocuparnos en las cosas de Dios. Estar
como la virgen en actitud de contemplación activa. Es decir, contemplando lo
que Dios nos muestra y haciendo su voluntad, que no siempre coincide con la
nuestra y haciendo su voluntad, que no siempre coincide nuestra. Nada escapa al
plan de Dios que es exigente, porque nos quiere similares a El, para hacernos
objeto de sus complacencias como a su Hijo. Entonces, aunque no lo entendamos,
desde la fe, oscura y desnuda, nuestra adhesión debe ser total y absoluta. Lo
que supone que también nosotros, como Jesús, tomemos la cruz y lo sigamos
dispuestos a hacer todo lo necesario para la salvación de la Humanidad porque
sabemos que en ese Plan, Dios conduce a cada uno con ternura personal del
Padre. La disponibilidad es actitud fundamental de servicio que tenemos
necesidad de cultivar desde la Oración, dialogo que con Dios nos acerca y
descubre la relación de Intimidad entre El y nosotros. Por eso disponibilidad
supone ser contemplativos de Dios en lo cotidiano para ver por donde nos
muestra lo que quiere y, como María y José, aceptemos enseguida ese plan y lo
llevemos adelante. El contemplativo se habitúa a ver a Dios en todos los
acontecimientos que lo circulan y a descubrí el secreto mensaje que encierran.
Somos llamados a hacernos disponibles para ser enviados a los demás y
proclamar, como Jesús, el Anuncio de la Salvación. Servir desde la Palabra,
exponiéndola de muchas y diversas maneras: obras de misericordia, predicaciones
y catequesis, atención de los enfermos, etc. Como “misioneros” de Jesús y de la
Virgen, el Evangelio nos exige y urge una disponibilidad sin limites referida
al prójimo, para responder desde múltiple roles, a sus continuos requerimientos
demandándonos un estar siempre prontos para dar lo mas y lo mejor que podamos.
El “disponible” es un contemplativo de
Dios y testigo de su fe en el servicio a sus hermanos. Mártir dispuesto a
morir. No solamente muriendo, sino en ese lento martirio que es ir dando la
vida por día. Uno, que comprende que cuando Dios llama a su servicio, quiere
purificarnos de las cosas terrenas, para que, dejando a un costado todo lo que
molesta, nos quedamos solo con El. Así se deja desarraigar, como árbol que hay
que transplantar, y aprende a vivir y ser arraigado como Dios quiere. Se niega
a si mismo para asumir las naturales exigencias de este seguimiento. Se
despojar de lo que tiene, de lo que mas quiere, quedándose de alguna manera,
desnudo como Cristo en la Cruz… Dios es la “Disponible” por excelencia. En el
instante en que lo llamamos nos escucha, porque en Su Corazón no hay nadie que
sea el monton y toda voz humana es la de un hijo al que quiere atender. (De la
meditacion dada por el Pbro. Carlos A. Perez, Rector del Santuario de Maria del
Rosario de San Nicolás).
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