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Liturgia


Jesús hace un alto en su actividad entre la gente para dirigirse a los discípulos y hacerles descubrir algo más sobre los planes del Padre. Comienza preguntándoles qué decía la gente sobre él, quién era él para la gente. Ellos responden indicando que la gente en general estaba admirada con su persona, que lo consideraban un gran profeta vuelto a la vida. Pero el interés de Jesús estaba sobre todo en la siguiente pregunta: “Y ustedes ¿quién dicen que soy yo?”. En realidad esta es la misma pregunta que vuelve a dirigir el Señor a cada uno de nosotros, para que revisemos qué lugar está ocupando él en este momento de nuestras vidas. Pedro toma la iniciativa, y es lo que Jesús estaba esperando. Y Pedro, iluminado por el Padre celestial, responde con una hermosa y profundísima confesión de fe: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús elogia a Pedro por haberse dejado iluminar de esa manera y le hace notar que su respuesta no viene de su inteligencia humana o de sus luces naturales. Su respuesta viene de Dios que lo ha iluminado. Pero al mismo tiempo, el Señor anuncia el lugar particular que ocupará Pedro en su Iglesia. El nombre de Pedro en griego (Pétros) significa una piedra que se usa para arrojar, pero Jesús lo convierte en “petra”, que es una roca donde puede construirse un edificio firmemente asentado. Y para que quede claro que Jesús quiere que haya alguien en su Iglesia con ese lugar especial, continúa diciéndole: “Yo te daré las llaves del Reino de los cielos, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo”. Los judíos usaban la figura de las llaves en varios sentidos, pero significaba sobre todo la autoridad para juzgar y conceder perdón, y para aclarar discusiones en torno a la Ley. Ante este texto podemos cuestionarnos si miramos la autoridad de la Iglesia con ojos de fe, reconociendo que Jesús mismo ha querido actuar a través de seres humanos con autoridad, pero también podemos escuchar a Jesús que vuelve a preguntarnos: “¿quién soy yo para ustedes?”
El mensaje de la liturgia: Con los ojos de la fe
Contestó Pedro la pregunta que Jesús repite a todo cristiano: ¿Quien soy yo para vos? ¿Que lugar ocupo en tu vida? ¿Que estás dispuesto a hacer por mí? Pregunta crucial que ha de marcar un "antes" y un "después" en nuestra relación con Jesús. Y con los ojos de la fe -basados en los evangelios- los católicos creemos que la autoridad y la responsabilidad del sucesor de Pedro, el Papa, cabeza universal de la Iglesia, procede del mismo Jesús. Jesús convierte elo "barro" en "piedra" y sobre ella asienta su Iglesia. Y para que quede claro que quiere designar a alguien con una autoridad especial, agrega: ..."Yo te daré las llaves deel %Reino de los cielos...". El fuerte significado de la expresión "dar las llaves" como signo de autoridad era muy conocido por los judíos (Ver la primera lectura: Is. 22, 19-23) Señor, que fundaste la Iglesia, y pusiste en ella patores, instrumento humanos, ayúdame a confiar en tu actuación a través de ellos y bendícelos para que cumplan su misión con alegría.

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